martes, 8 de abril de 2014

Religión.

Era la chica mas marginada de la universidad de padres ultra conservadores, mientras todas las demás se juntaban en grupo para hablar ella permanecía sola vestida con su falda hasta los tobillos y sus prominentes gafas de cristales gruesos.
Su perfume favorito dulce y fresco emanaba de su piel blanca como la leche con una blusa de flores de un encanto que causaba furor en el siglo XVI un cabello negro y rizado corto…
Ella siempre guardaba un ejemplar de la biblia de bolsillo en su gran bolso negro de su madre un bolso negro desgastado y enorme con unos zapatos de un tacón muy bajo con su suela bastante gruesa.
Desde todos los rincones del campus ella elegía su sitio para sentarse justo al borde de una acera bajo un sauce llorón donde se estaba más fresquito cuando el Sol irradiaba con rabia sus rayos.
Pensó en leer un pasaje de su santo favorito antes de  estudiar ciencias cuando aquel chico sin decir nada se sentó a su lado.
Era Ángel el perseguido vocalista del grupo de Deaht Metal de la Universidad con los brazos cargados de increíbles tatuajes inspirados en pesadillas nocturnas y guerreros del más allá con un cabello negro  muy largo y liso con unos profundos y hechizantes ojos verdes… También escribía letras para sus canciones y aún a pesar de ser moreno guardaba una intensa palidez.
Se sentó justo a su lado y la saludo con un profundo “Hola” que sonaba gutural y le dijo des pues que le gustaba el crucifijo que pendía de su cuello sobre la blusa entonces María Rosario lo miró presa de una inesperada excitación cuando bajó la vista y halló aquel exagerado bulto de su entrepierna que marcaba en los desgastados y raidos pantalones de pitillo grises.
Ella fijó la mirada un buen rato mientras él la susurraba que necesitaba inspiración para componer mientras le acariciaba con un dedo amarillo de nicotina su mano blanca y suave cuando María Rosario se apretó la pequeña biblia con fuerza entra la falda cerca de su sexo sintiéndose deleitada se apretó con más fuerza aquel ejemplar del libro mientras Ángel se iba aproximando cada vez más a su cuello preso del placer que María Rosario le producía.
A lo lejos toda la Universidad incluido el profesorado observaban atónitos la escena.

Relato Manu Cueva.

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