Llega un momento en la vida de toda persona en la que se da
cuenta de la importancia de las pequeñas cosas que son a su vez muy
importantes, esto es un cuento de ficción con una analogía muy real.
Erase una vez un jefe que no quería escuchar a sus
empleados, porque a su vez tenía que escuchar a sus jefes superiores y estos a
su vez a los clientes con sus respectivas parejas ya sean del sexo que sea…
Los trabajadores rasos a su vez hablaban pero solo unos
pocos eran escuchados, predominando el mal ambiente que generaba enfermedad,
enfermedad que se propagaba a los centros de salud porque los médicos tampoco
podían escuchar a todo el mundo por la urgente necesidad de cubrir enfermedades
físicas y psicológicas de la falta de la gente a ser escuchados…
Los líderes religiosos de cada comunidad ante la alerta se
refugiaban donde podían porque la gente los buscaba en esa imperiosa necesidad
de hablar y sentirse comprendidos y escuchados al mismo tiempo y se refugiaban
en alcohol y demás vicios con tal de evadirse del suplicio que supone escuchar
atentamente para luego esperar y obrar en consecuencia, una moda que se extendió
a todos los jefes de empresas de todas las categorías además de trabajadores de
centros de salud que se veían saturados todos en fin de gente sola que sentía la
inminente necesidad de ser escuchados.
El dinero ya no podía comprar gente que escuchara de verdad
porque la gente que escuchaba se moría por culpa de la avalancha de gente que
necesitaba hablar y que buscaba excusas para que las escucharan gratis para así ahorrar
dinero y sobrevivir, hasta las prostitutas de lujo malvivían en una sociedad
corrompida por falta de gente que no era auditiva hasta ellas se hartaban de
escuchar a los cinco minutos… En un declive del mundo la gente auditiva
necesitaba ser escuchada para eliminar los males que producía escuchar sin
parar…
Y empezaron a escribir pero cuanto más escribían más les
obligaban a escuchar.
Y como dice Malú no hay perdices en nuestro final…
Espero sea de utilidad es otro reflejo de la sociedad tan
enferma en la que vivimos y esto es uno de los grandes males con los que muchas
personas se verán identificadas porque conviven con esto.
1 comentario:
Tan real...tal vez, por ese motivo sea aún más triste. Buen relato, saludos.
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