Un niño blanco conversa
Como un hombre maduro
Con una voluptuosa india
De una tribu del norte
De Arizona y ella le cuenta
Su historia…
Los hombres de nuestra tribu
Siempre vienen sedientos
Después de cazar y
nos dan
Una pata de la parte de la caza
Para que apaguemos su sed
Le comenta al niño mientras
Miran las nubes pasar tumbados en la hierba
El niño rubio escucha
Mientras de reojo la mira un poco
Hubo una vez un indio
Al que para que no se nublaran
Sus sentidos, porque era capaz
De localizar las mejores presas
A muchos metros de distancia
Nunca le dejaban apagar su sed con nosotras
Hasta que llego un día
De lo bueno que era
Que ya no quedo caza
De la mejor y entonces
Le ofrecieron apagar su sed
Con las mujeres de una tribu lejana
Y dicen los hombres
Que monto a trescientas
Teniendo hasta quintillizos
Y multitud de gemelos
Y que luego murió
E incluso que bajo el gran espíritu
A llevarse su cuerpo para confeccionar
Amuletos para las tribus del cielo
El niño escuchaba la historia fascinado
Cuando vio una nube y dijo
Mira esa nube parece un ojo
Y la otra una oreja
Y la voluptuosa mujer india
Se estremeció un poco
Y soltó un profundo y leve
Suspiro.
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