martes, 9 de febrero de 2016

Bautismo carnal (Cuento corto)

Era un domingo por la tarde
En la década de los 90
Ni un solo alma por la calle
Y en el cielo unas nubes grises
Reinaban en la atmósfera
Como preludio de algo bueno quizá
El buscaba un kiosco desesperado
Por encontrar un cigarro que llevarse
A los pulmones muy delgado y moreno
Había logrado reunir dos escasas monedas
Para comprarlo con su chándal de colores brillantes
Vio un kiosco al final de la calle cuya luz
Hizo que apresurara sus pasos evidenciando
Que estaba abierto.
Buenas
Buenas dijo la kiosquera
Tienes cigarros sueltos
Si tengo
A ver si con esto me llega contesto él
Te falta una moneda ha subido
Dijo ella
Y él se quedo paralizado porque su cuerpo
Le pedía su dosis de nicotina pero ella de repente
Le dijo…. Pasa conmigo a la trastienda, si me ayudas a alcanzar
Una caja de una estantería que está muy alta para mí
Te daré dos cigarros y el chico acepto y paso a la trastienda
Detrás de ella… Veo que eres alto y fuerte haz el favor cógerme esa caja
Y él se la alcanzó presto
Toma la caja dijo él
Y ella le dijo, sabes estamos solos
Con semblante serio y el contesto
¿Si y que pasa?
Querrás tener una buena experiencia
Para contarles a tus amigos ¿no?
Y ha el poco a poco le fue corriendo la sangre
Aún más deprisa por sus venas sintiéndose
Tremendamente excitado imaginando a lo que ella
Se refería…
Está bien tomare yo la iniciativa, dijo ella al verlo paralizado
Fruto de la excitación
Así que acabaron ella encima de él y el tumbado en el suelo
Dejándose la vida
Y pasaban los minutos
Cuando el  joven centrado en el acto se dio cuenta
Que ella murmuraba algo ininteligible que llamo a la puerta
De su cerebro y fue entonces cuando abrió los ojos y ella
Tenía los suyos en blanco mientras recitaba murmurando
Una serie de palabras sin parar de mover sus caderas, adelante y atrás
Y en círculos, el joven se quedo estupefacto y entre los gemidos
Se le escapo que haces y ella le cogió de los hombros acerco su cara  a la de el
Con los ojos en blanco y le dijo… ¡Te estoy salvando… perro!
El joven comenzó a sentirse demasiado incomodo y en acto de miedo la aparto
De él con un brusco movimiento y salió corriendo
Con los pantalones del chándal a medio bajar y sin sus cigarros
Al día siguiente el kiosco estaba cerrado y así siguió
Hasta que cambio de dueños
Y cuando el joven le intentaba contar
La historia  a alguien
Jamás le creyeron.
Cuento manu cueva



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