Que purga la saliva
Carne hecha con sangre y cebolla
Que se deshace, que alimenta
Y viste con envidia
Porque cuando llega el
El mantel se quita de la vista
Un tono amarillo radiante
Que hipnotiza
Su arroz que se casa con la morcilla
El diente de ajo como un rey
En el centro del cuenco de barro
Dirigiendo con dentadura precisa
Que los comensales más escrupulosos
Van evitando
Buscando mezclar el arroz
Triturando la deshecha morcilla
Cucharas van y vienen
Hasta topar con el cuenco
Que solo en el horno ha adquirido
La magia del estómago hambriento
Al más puro estilo campero
De caldo evaporado
De lo que antes era un jugoso
Cocido
Con carne de ternera
Y delicioso
Tocino.
Poesía Manu Cueva

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