lunes, 30 de diciembre de 2013

Bartolo conductor (Relato corto)

Bartolo conduce su coche dirigiéndose hacia la casa de la amiga de Petunia pero según la dirección que ella le dio fue introduciéndose en los barrios acomodados de la ciudad en su cabeza algo le decía que no debía hacerlo pero la insistencia de Petunia porque Bartolo fuera a recoger a dicha amiga y las instrucciones de ella, de alguna manera se sentía obligado… Más por el increíble respeto que sentía hacia Petunia.
Bartolo frena delante de la dirección y como Petunia le dijo la chica que tenía que transportar le estaba esperando delante de una de las casas del barrio acomodado, sentada en la acera.
Ella se aproxima a su destartalado coche y le dice…
-Hola Bartolo, yo me llamo  Lirio.
-Hola Lirio, sube si quieres.
-Yo te diré a donde me tienes que llevar.
-¡Ah! Vale de acuerdo.
-Y conduce bien, vale que no muerdo… Bueno de vez en cuando sí.
-Vale… Como quieras.
Ella sube al coche de Bartolo y se sienta en el asiento del acompañante y Bartolo un poco desconcertado introduce la primera marcha rascando la caja de cambios un poco fruto de la situación pero sale para incorporarse a la carretera.
El coche de Bartolo bajo la oscuridad del atardecer se va alejando del barrio acomodado para tomar la ruta costera y las gaviotas siguen volando en círculos a través del paisaje… El habitáculo del coche se comienza a inundar de un olor reconocible pero fétido y Bartolo comienza a hacer el ademan de taparse la nariz, cuando Lirio le comenta.
-Perdona… ¿Cómo te llamabas?
-Bartolo.
- Bartolo...se me ha escapado un pedo, sabes tengo unos problemas estomacales estos días, espero no huela demasiado mal.
- No tranquila los he olido peores, ¿Te importa si bajo la ventanilla?
- Es que hace mucho frio y también estoy constipada.
- Solo un poco.
-Vale pero solo para que no le digas a Petunia que soy mala.
- No... me pareces agradable.
- Bueno me alegro que te parezca eso pero tú conduce.
Y siguieron en el coche adentrándose por la ruta costera hacia las regiones interiores… En busca de algo de lo que Bartolo no tiene ni la mínima idea.

Relato Manu Cueva.

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