Es un empresario de éxito pero empezó de cero y tiene bien
claro que todo es una burbuja confortable, que todo se puede desvanecer en
cualquier momento ya sea por movimientos sociales, por la competencia, por
guerras y por cualquier cataclismo natural, que nada es sencillo.
Cuando pasea en su limusina por la calle ve a los que
rebuscan en la basura buscando chatarra y sabe lo extremadamente duro que es
sobrevivir y cuando puede se pasea por los vertederos plagados de gaviotas, con
olor a basura y alcantarilla con su traje más viejo, para darse cuenta y a la
vez elevar su espíritu de lucha con las incertidumbre que siempre anida en la
inseguridad de la vida, pero él está hecho para la pelea.
Si algo verdaderamente malo pasara, quizá sucumbiera piensa,
volver a empezar de cero quizá recogiendo chatarra en un carrito de
supermercado y peleándome con otros por ella.
Piensa también que cada día que pasa se hace aun más viejo,
en las amistades interesadas y en las lealtades de su empresa, todo eso
mientras observa a las gaviotas alimentándose de los restos que dejamos los
humanos y eso alternándola con la literatura antigua de Dante y sobre los círculos
del infierno y las decisiones que tuvieron que pasar los templarios en la
novela que escribió en su tiempo aquel italiano.
Se le hace duro volver a su paraíso a su casa grande muy
bien amueblada mientras su chofer espera tapándose la nariz con las ruedas de
la limusina cubiertas de fango tóxico del vertedero
El chofer piensa para sus adentros que podía estar en un yacusi
con su mujer o con algunas de las mujeres bellas que lo pretenden pero él
prefiere observar la inmundicia ¿Por qué lo hará?
Y se hace de noche y ahí sigue mientras se acumulan llamadas
y e mails, es hora de volver y para él mas renovado y con más fuerza dentro de
lo que cabe en un hombre de su edad, por que por lo menos no ha perdido el espíritu
de lucha y la sonrisa, que en los negocios le hace parecer más joven.
Relato manu cueva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario